martes, 31 de marzo de 2015

Cuaderno de Nueva York

Durante el mes de Marzo en el Club de Lectura Sender hemos leido un "Cuaderno de Nueva York" del poeta José Hierro



Se me ha hecho "raro" leer un libro entero de poesía y es que no estoy acostumbrada. Me gusta leer poesía, tal vez sólo las sencillas, las más conocidas y en pequeñas dosis. Sí, es cierto que el pasado curso leímos "Poesía para los que leen prosa" pero como aquel era una especie de "recopilatorio" parece que me sentó mejor. 

En cuanto a José Hierro ya es un poeta más moderno a lo que yo estoy acostumbrada (que no me toquen a Neruda). Y es que la nueva poesía no se guía por versos medidos ni por rimas evidentes. Si no más bien por "ritmo" y "sensaciones". De las tres partes en que se divide el libro de Hierro, a mi me ha gustado más la segunda y al reunirnos en la sesión del club, me han hecho ver que esa parte recopila los poemas más ceñidos a la "norma". Tal vez por eso sean los que más me hayan gustado. 

El coger un libro de poesía y comenzar a leer tampoco es que me haya entusiasmado. Prefiero leer en determinadas situaciones, como en las reuniones del club, en charlas....  Creo que yo, personalmente lo disfruto más. De todas maneras, agradezco participar en el club porque me acerco a temas y aspectos que por mi cuenta seguramente no leería y además, el compartir opinión con los demás, resulta extremadamente enriquecedor

Aquí os dejo un poema de los que más me gustó y que le leí en la reunión. Para mi me recuerda a esas "épocas" determinadas en la vida de todas las personas en las que parece que nunca vas al mismo tiempo que los demás y lo haces todo a deshora. Espero que os guste. 

A CONTRATIEMPO

 Este poema tiene un son 
que no es el suyo. Imaginad 
que estamos bailando un bolero. 
Pero la música que suena 
yo no la oigo: es otro ritmo,
 otro compás, el que yo llevo.
 Bailo a destiempo, a contratiempo.
 Mi pareja se queja porque
 la estoy pisando. ¿Cómo puedo
 decirle que escucho una música 
que ya sonó o no sonó nunca? 
Nos sentamos. No nos miramos.
 (No nos veríamos).

                         El son 
de este poema no es el suyo: 
llevamos músicas distintas. 
Por eso el baile es imposible 
y debo desistir. 


 José Hierro, Cuaderno de Nueva York